A la sombra de Beatriz

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Autor: Silvia Horowitz
Editorial: Letra Viva

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“Sí, cada tanto me acuerdo todavía de Beatriz. Aunque ya hace más de veinte años de aquel asunto. Y no por las cosas que son de dominio público. Es decir, todas las conjeturas que se tejieron alrededor de su caso, todas las teorías –más o menos verosímiles, más o menos descabelladas– urdidas para explicar el misterio que terminó rodeándola.”

 

La memoria tiene sus caprichos, tantos como el amor. Para demorarse la memoria tiene al olvido de aliado… para la vida, el amor. El amor es una forma de suicidio (Lacan, sic), pero agreguemos: pues no conoce más límites que el ardor, el enigma o el dolor. Sobre estos temas Silvia Horowitz va trazando su secreto, desde la estética precisa del manicomio. Encuentra decir, con maestría, la locura que habita en aquella bisagra, donde todo hombre se cree hombre al fin. Entonces construye una novela dicha desde la sospecha, el derrumbe y el despojo, que nos conduce lentamente a la parte más oscura de una sociedad que tiene sus formas de ocultar los cuerpos, más allá de los cementerios.

A la sombra de Beatriz nos va hundiendo en una superficie que nos refleja, en un pozo internado de olvido, en una memoria que carece de presente. Lo que se intenta es mostrar nuestra más íntima humanidad. Porque somos el loco cuando nos identificamos a los que los tratan; así como quienes los tratan son sagaces críticos de sus propias insanias. Todo debería quedar desmoronado, recluido, si no existiese la posibilidad de la escritura. Es esta posibilidad la que Silvia (autora además de La verdad sobre el Adagio de Albinoni y El alma que canta) nos permite revelar.

No hay por qué escribir, por qué amar, por qué continuar tejiendo una memoria, salvo que la perseverancia de lo no dicho, de lo que pusimos debajo de la alfombra, o a dos metros bajo tierra, se determine en presentarse. Silvia Horowitz es, en definitiva, una escritora que no dará la espalda a la parte trágica del mundo, y para eso tendrá a su favor un finísimo sentido del humor… o la astucia de una vida, que nunca acaba de contarse.

Nicolás Cerruti