La infancia es un modo de hablar. Más allá de cualquier precisión cronológica, la posición infantil se caracteriza por, al menos, dos rasgos asociados: la pregunta (los niños suelen ser calificados de preguntones, es el caso de sus famosos “por qué”) y el interés por el saber (la curiosidad es un matiz infantil por excelencia). La ausencia o alteración de algunos de estos aspectos, desde que Freud inventara el psicoanálisis, podría ser considerada una condición patológica.
Este libro extrae las consecuencias de pensar la posición infantil, para reconducirla hacia los grandes temas de nuestra época: los límites, los “malos” hábitos, los video-juegos, la tolerancia a la frustración, el egoísmo, etc. Asimismo, se ocupa de pensar aquellos casos en que lo infantil fracasa y produce resultados más urgentes que los síntomas tradicionales, como el aburrimiento y la melancolía.
En la línea de los trabajos de F. Dolto y D. W. Winnicott, este nuevo ensayo de Lutereau sigue el propósito de pensar lo infantil en circunstancias de la vida cotidiana, para que también pueda ser útil como herramienta diagnóstica para padres y educadores.