Este libro surge como una respuesta de su autora frente a lo real que se impone en su praxis analítica bajo la modalidad de los niños amos.
Este nombre, de su autoría, viene a caracterizar la posición subjetiva de niños que han acudido a su consulta, conducidos por padres exhaustos y condenados a la impotencia frente a la prepotencia y a la invulnerabilidad de sus retoños, quienes hacen caso omiso de la autoridad, de las normas, de las prescripciones, de las demandas o del deseo de los padres. Estos niños tiránicos y caprichosos, según la autora, no corresponden siempre a una misma estructura clínica, más bien ponen en evidencia una variedad estructural y una graduación de la gravedad. […]
Adela incluye en su estudio consideraciones relativas a la dirección de la cura en el caso de niños que responden a estas características, apostando a lo que puede producir de azaroso el encuentro con un analista y sobre todo con la función “deseo del analista”. Ella no recula ante estos casos sabiendo que se trata de un trabajo de artesano, cuya fuerza reside en la resonancia de los significantes de la lalengua suceptibles de producir una operación de corte, propicia para liberar al niño de su exclusión del discurso y de introducir la pérdida de goce y la falta.
Del Prólogo de Esthela-Solano Suárez