Lacan mencionó tres pasiones: el amor, el odio y la ignorancia. Sostengo que el amor, el odio y la ignorancia también se ofrecen como afectos y sentimientos.
Freud escribió Gefühl y Aekt con un guion que los juntaba y los distinguía, pero no dio su razón. De esa diferencia reconocida pero no explicitada entre sentimiento y afecto, así como de la pasión, discurren estas letras que hoy ofrezco. Su empleo en la dirección de la cura no excluye su valor para una reflexión de sus incidencias en el lazo social.
Retomar cuestiones desplegadas en otros textos de mi autoría no fue decisión impensada: su lógica tantas veces ausentada me inclinó a una insistencia que atenúa el riesgo con la perspectiva novedosa que intento.
Confieso así mi anhelo de que estas letras lleguen no solo a mis colegas y alumnos implicados en el psicoanálisis, también a los pensadores que discurren en estas cuestiones desde ámbitos diferentes de la cultura.
