Clínica de la homosexualidad masculina
Montaigne sostuvo que la discusión es el ejercicio más elevado del entendimiento. Esa valoración parece ser compartida por los autores cuando afirman con acierto que si no hay al menos uno que piense distinto, entonces no se piensa. Ellos se atreven a pensar, y por eso mismo se autorizan a generalizar. No incurren en la esterilidad enmascarada bajo el culto a lo “singular”. La generalización es en este ensayo proceso de investigación y no obstáculo epistemológico. Lejos de las tristezas de la academia, de manera franca y coloquial, se lanzan al debate. Sostienen su tesis –amar, sólo se puede amar a un varón– con firmeza a lo largo de la argumentación.
No puedo decir que adhiera a ella por completo, pero tampoco que la haya refutado. He discutido con estas animadas páginas que, allende los acuerdos o las objeciones, no me aburrieron. Y eso, hoy, vale mucho, porque la repetición y la previsibilidad están a la orden del día.
Marcelo Barros
Este libro surge de un seminario dictado el 1 de febrero de 2019 en Centro Dos, cuyo propósito ha sido, partiendo desde el amor homoerótico, establecer distintos modos de amar a un varón, que en principio se reducen a dos: amar a un varón por su potencia o por su deseo.